Asumámoslo, vivir cansa. Y eso es tan cierto como que la mayoría de ustedes caga todos los días (a no ser que tengan algún tipo de problemilla). Por eso a veces nos sentimos tan imcomprendidísimos.
¿Porqué mi padre me manda a comprar el pan justo cuando acabo de llegar a casa desde la Uni? ¿No ve que jugar durante 3 horas al mus es tan cansado que el simple hecho de bajar a la panadería de la esquina me supone un esfuerzo y un hastío dificilmente soportable? Mi fatiga es grande.
Y en realidad todo esto es consecuencia del aceleradísimo ritmo en el que tenemos que vivir. Hay que llegar a todos sitios a escape, así que si hemos quedado con X en cualquier lugar que estaría a 15 minutos andando, cogemos el coche cuando quedan 5 minutos para la hora de la cita. Y no contentos con ello, y sabiéndonos a ciencia cierta en posesión de la razón, vamos follaos con el coche, pitando a todo aquel que se demora medio segundo al arrancar con el semáforo en verde. Porque cuando vamos con prisa, parece como que el resto de la población se pisa las pelotas y además SE CONFABULA para impedir que lleguemos a tiempo. Así va España.